24. Sá de Miranda y Camoes
INTRODUCCIÓN
Es un placer
contrariar modestamente la larga tradición española de ignorar olímpicamente
todo lo relacionado con Portugal, incluyendo su literatura.
Hubo un
tiempo, a lo largo del siglo XVI, en que los diferentes reinos peninsulares
habían llegado llegado al máximo de su expansión marítima (Aragón por el
Mediterráneo, Castilla por el Atlántico y Portugal por el oriente). Portugal se
reparte con Castilla las riquezas del nuevo mundo descubierto y las compañías
de saqueo y explotación de productos y personas se enriquecen desmesuradamente.
Los conquistadores, saqueadores y aventureros, con la tropa de eclesiásticos
bendecidores, imponen su ley a los nuevos súbditos.
Cuando
Portugal entra en el siglo XVI, es ya, junto con Castilla y Aragón, un país de
conquistadores y una potencia marítima.
En lo que se
refiere al mundo literario, estos reinos van soltando el lastre medieval con
mayor o menor esfuerzo, y se va gestando una literatura diferente con los herederos
de Boccaccio y Petrarca, y una forma de pensar más abierta y atrevida con los
seguidores de Erasmo y con la reforma protestante.
La
revolución poética se había adelantado en Aragón con Ausias March en el siglo
XV, con una evolución del arte de trovar lejanamente relacionada con el
petrarquismo. En Castilla y en Portugal, sin embargo, se dio una expresa
voluntad de imitación y de asimilación del petrarquismo, lo que suponía un
cambio drástico de las formas poéticas tradicionales y populares. En ambos casos
el ensayo de las novedades métricas tiene nombres propios: en Castilla el
nombre es Juan Boscán; en Portugal, Sá de Miranda. Y en ambos casos el nuevo
reino poético quedó consolidado con dos grandes figuras literarias: En
Castilla, Garcilaso; en Portugal, Camoes
1.
Sá de Miranda (1481-1558)
Respetable
hijo de un canónigo, se educó en Coimbra y en Lisboa, protegido en la corte por
el rey Juan III hasta que, descontento con la artificiosidad y la corrupción
generalizada[1], decidió
abandonar la vida cortesana en 1521, después de conseguir una dispensa de sus ilícitos orígenes[2]
Su función en la literatura portuguesa se parece a la de Boscán en la
castellana: fue el introductor de las formas métricas renacentistas en su país,
sin abandonar el uso de las formas tradicionales.[3]
Fue amigo y
admirador de Garcilaso, a quien llamaba Nemoroso
de la Vega y con quien tenía vínculos familiares (era pariente del hermano
comunero de Garcilaso) Leyó sus versos en voz alta con amigos en manuscritos
antes de que se editaran. [4]Como
él, quiso aprender de los poetas italianos y, diez años antes del destierro de
Garcilaso, estuvo unos cuatro años en Nápoles, Roma y otras ciudades,
seguramente ayudado y apoyado por Vittoria Colonna, de quien era pariente.[5]
Eran tiempos
de muy estrecha relación entre los cortesanos de Castilla y Portugal, por la
exagerada política de alianzas matrimoniales entre monarquías que casi llegaban
al incesto internacional. En semejante contexto era común el bilingüismo en los
escritores de ambas cortes, más frecuente en los portugueses.
Sá de
Miranda, además, pensaba erróneamente que el castellano era idioma que se
ajustaba mejor que el portugués a la cadencia musical de la lírica
italianizante, por lo que utilizó profusamente el idioma vecino. En concreto,
utilizó más el castellano en los endecasílabos[6]
(4024 versos frente a 1953 en portugués) y más el portugués en redondillas y
similares[7]
(5010 en portugués y 1650 en castellano, con perdón). Esta proporción en el uso
de la segunda lengua supuso algunas imperfecciones, como falta de fluidez y
lusismos que se pueden observar en castellano.
El
bilingüismo del autor no ha fomentado precisamente la edición de sus textos ni
en castellano ni en portugués. Existen actualmente versiones bastante
diferentes; las ediciones más utilizada son la de Carolina Michaelis d
Vasconcellos, de 1885 y la de Clássicos Sá da Costa a cargo de Rodrigues Lapa.
Texto 1. O sol é grande
O sol é
grande: caem coa calma as aves,
Do
tempo em tal sazão, que sói ser fria.
Esta
água que de alto cai acordar-me-ia,
Do sono
não, mas de cuidados graves.
As cousas,
todas vãs, todas mudaves,
Qual é tal
coração que em vós confia?
Passam
os tempos, vai dia trás dia,
Incertos
muito mais que ao vento as naves.
Eu vira já aqui sombras,
vira flores,
Vi
tantas águas, vi tanta verdura,
As aves
todas cantavam de amores.
Tudo é
seco e mudo; e, de mistura,
Também
mudando-me eu fiz doutras cores.
E tudo
o mais renova: ¡isto é sem cura!
Hace calor: las aves caen
en calma
En estación que suele ser
fría.
Esta agua que cae de lo
alto me despierta
no del sueño, mas de cuidados
graves.
Las cosas, todas vanas y
mudables
¿qué corazón puede
confiar?
Pasan los tiempos, van día
tras días
Inciertos más que naves en
el viento.
Yo viera ya aquí sombras,
viera flores,
Vi tantas aguas, vi tanta
verde yerba
Todas las aves cantaban de
amores.
Todo está seco y mudo; y,
a la vez,
yo he ido cambiando de
colores.
¡Y todo se renueva sin
remedio!
Texto 2. Fragmentos de la Égloga V,
Nemoroso
En la muerte
del pastor Nemoroso Laso de la Vega
(…) 1.
El pastor Nemoroso
Que las musas de España
A sus regalos havian criado,
Dejado al buen reposo,
Llevolo a tierra estraña
El hado, el corazón, y Marte airado,[8]
La su zampona al lado
Con que dado le fuera
A la muerte poder
Cantando enternecer
Si ni a la muerte suplicar supiera.
Mas antes, cuando viola,
Airado i todo fuego acometiola.
2.
No fueron los ganados
Dignos, i menos nos
Pastores d'esta tierra, ingrata
gente,
Por los nuestros pecados
Que nos dejase dios
Gozar de tanto bien permaneciente,
Que tan suavemente
Cantando en la ribera
Del Tajo los sus males[9]
A peces y a animales,
Con la su dulce voz sabor pusiera.
I mientras el cantaba
Apolo[10]
al su pastor de alto mirava.
3.
(…)
Náyades por las manos
Y las Napeas blandas
Al son sus pasos ciertos señalaban.
Los Faunos, los Silvanos,
Dejadas sus demandas,
Las sobrecejas espesas enarcaban;
Las aves que volaban
Rompiendo el aire puro
Por do subia el son,
Bajaban de rondón
Dejando el cielo por el suelo duro.
Cercavan en derredor
El mirlo, la calandria, el ruiseñor.
(…)
4.
Por otros verdes mirtos
Y sauces más crecidos.
Otras yerbas más frescas y otras fuentes
Van los altos espirtos[11]
Que adelante son idos,
De los que acá dejaste diferentes.[12]
Qué nuevo gozo sientes
En compañía viendo
Aquel buen Sanazaro,
De un Sebeto[13]
mas claro
Por la fresca ribera departiendo
Con el su Meliseo,
Del reino resplandor Partenopeo.[14]
5.
Dos pastores toscanos
Que en tiempos antigos,
Laura uno, otro Fiameta acá han
cantado.[15]
Saldrán, a ti las manos
Tendiendo como amigos,
Honra de la zampoña y del cayado (…)
Texto 3. CANTIGA FEITA NOS GRANDES CAMPOS
DE ROMA
Por estes
campos sem fim,
onde a vista assim se estende,
que verei, triste de mim,
pois ver-vos se me defende?
Todos estes campos cheios
são de saudades e pesar,
que vem pera me matar
debaixo de céus alheios.
Em terra estranha e em ar,
mal sem meio e mal sem fim,
dor que ninguém não entende,
até quão longe se estende
o vosso poder em mim
Por estos campos sin fin
Donde la vista se extiende
¿Qué veré, triste de mí,
Que estoy impedido de veros?
Todos estos campos llenos
De saudades y pesar
Que vienen para matarme
Debajo de extraños cielos
En tierra extraña y en aire
Mal sin medio y mal sin fin
Dolor que ninguno entiende
Tan largo como se extiende
El vuestro poder en mí
Texto 4. Cantiga “Comigo me desavim”
Comigo
me desavim,
Sou posto em todo perigo;
Não posso viver comigo
Nem posso fugir de mim.
Com
dor da gente fugia,
Antes que esta[16]
assi crecesse:
Agora já fugiria
De mim, se de mim pudesse.
Que
meo espero ou que fim
Do vão trabalho que sigo,
Pois que trago a mim comigo
Tamanho imigo de mim
Conmigo
me enemisté,
Me
he puesto en todo peligro
No
puedo vivir conmigo
Ni
puedo huir de mí.
Huía
con dolor de todos
Antes
que el dolor creciese
Ahora
de mí huiría
De
mí si de mí pudiese
¿Qué
medio espero o qué fin
Del
vano empeño que sigo
Si
me traigo a mí conmigo,
Tan
enemigo de mí?
Luis Vaz de Camoes
(1524-1580)
Hacen bien
los dignatarios extranjeros cuando depositan ceremoniosamente coronas de flores
en la tumba de Camoes, en los Jerónimos: a alguien, muy digno, rendirán
honores. Pero nadie sabe dónde pueden estar los huesos del príncipe de los
poetas portugueses. Tampoco se sabe dónde nació, ni dónde estudió, ni cómo
murió. Pero consuela pensar que menos se sabe de Homero, y ahí está…Por
ignorancias como ésta, en la biografía de la edición de1613, Manuel de Faria y
Sousa acusaba a la patria (así, en general) de despreciar a tan alto varón. A
continuación, este mismo acusador, para compensar, se dedicó a inventar algunos
datos.
Sí se sabe
que descendía de gallegos, y puede que estudiara en la Universidad de Coimbra
(es evidente su saber enciclopédico si se leen sus obras). Es más seguro que
perdió un ojo combatiendo en el norte de África. Parece que su vida juvenil no fue
ni apacible ni sedentaria, pues hay un documento cierto de 1553 en el que el
rey Joao III le perdona una agresión por la que sufrió cárcel más o menos un
año; en este documento el rey le tilda de mancebo
e pobre, añadiendo que le servirá en
Indias. El mancebo le sirvió en varios lugares, como en África, Goa,
Calcuta. En uno de tantos viajes naufragó y casi perdió un libro que ensalzaba
las glorias portuguesas y que sería la fuente de una modesta pensión. Ese libro
era Os Lusiadas
Camoes ganando la pensión leyendo su obra al rey
Salvando Os Lusiadas del naufragio
Texto 1.
1
AS armas e os Barões assinalados
Que da Ocidental praia Lusitana
Por mares nunca de antes navegados
Passaram ainda além da Taprobana,[17]
Em perigos e guerras esforçados
Mais do que prometia a força humana,
E entre gente remota edificaram
Novo Reino, que tanto sublimaram;
2
E também as memórias gloriosas
Daqueles Reis que foram dilatando
A Fé, o Império, e as terras viciosas
De África e de Ásia andaram
devastando,
E aqueles que por obras valerosas
Se vão da lei da Morte libertando,[18]
Cantando espalharei por toda parte,
Se a tanto me ajudar o engenho e
arte.
3
Cessem do sábio Grego e do Troiano[19]
As navegações grandes que fizeram;
Cale-se de Alexandro e de Trajano
A fama das vitórias que tiveram;
Que eu canto o peito ilustre
Lusitano,
A quem Neptuno e Marte obedeceram.
Cesse tudo o que a Musa antiga[20]
canta,
Que outro valor mais alto se
alevanta.
4
E vós, Tágides[21]
minhas, pois criado
Tendes em mi um novo engenho ardente,
Se sempre em verso humilde celebrado
Foi de mi vosso rio alegremente,
Dai-me agora um som alto e sublimado,
Um estilo grandíloco e corrente[22],
Por que de vossas águas Febo ordene
Que não tenham enveja às de
Hipocrene.[23]
Traducción de Lamberto Gil (1921)
1
Las armas y barones señalados
Que dejando la playa Lusitana
Por mares antes nunca navegados
Pasaron más allá de Trapobana;
Y en peligros y guerras esforzados,
Más de lo que promete fuerza humana,
Entre remota gente edificaron
Nuevo reino que tanto sublimaron;
2
También aquellos príncipes gloriosos
Que la Fe y el Imperio dilataron
Y a sus leyes los pueblos más
viciosos
Del África y del Asia sujetaron;
Y aquellos que con hechos portentosos
De la ley de la muerte se libraron
Por todo el mundo elogiará mi canto
Si el ingenio y el arte pueden tanto
3
No se gloríe el griego ni el troyano
De las navegaciones que emprendieron:
Ni tampoco Alejandro ni Trajano
De las grandes victorias que
obtuvieron;
Pues yo canto al ilustre lusitano
A quien Neptuno y Marte obedecieron:
Cese cuanto la antigua Musa canta
Que otro valor más alto se levanta
4
Y vos, Tájides mías, pues criado
Habéis en mí un ingenio nuevo,
ardiente;
Si siempre en verso humilde celebrado
Fue por mí vuestro río alegremente
Dadme un estilo noble y elevado,
Un lenguaje grandíloco y corriente
Para que el claro Febo al punto
ordene
Que os envidien las Musas de
Hipocrene.
Texto 2. Episódio de Dona Inês de Castro (Canto III, 118 a 135)
1.
Passada esta tão próspera vitória,[24]
Tornado Afonso à Lusitana Terra,
A se lograr da paz com tanta glória
Quanta soube ganhar na dura guerra,
O caso triste e dino da memória,
Que do sepulcro os homens desenterra,
Aconteceu da mísera e mesquinha
Que despois de ser morta foi Rainha.[25]
2.
Tu, só tu, puro amor, com força crua,
Que os corações humanos tanto obriga,
Deste causa à molesta morte sua,
Como se fora pérfida inimiga.
Se dizem, fero Amor, que a sede tua
Nem com lágrimas tristes se mitiga,
É porque queres, áspero e tirano,
Tuas aras banhar em sangue humano.
3.
Estavas, linda Inês, posta em sossego,[26]
De teus anos colhendo doce fruito,
Naquele engano da alma, ledo e cego,
Que a fortuna não deixa durar muito,
Nos saudosos campos do Mondego[27],
De teus fermosos olhos nunca enxuito,
Aos montes insinando e às ervinhas
O nome que no peito escrito tinhas.
4.
Do teu Príncipe ali te respondiam
As lembranças que na alma lhe moravam,
Que sempre ante seus olhos te traziam,
Quando dos teus fernosos se apartavam;
De noite, em doces sonhos que mentiam,
De dia, em pensamentos que voavam;
E quanto, enfim, cuidava e quanto via
Eram tudo memórias de alegria[28].
5.
De outras belas senhoras e Princesas
Os desejados tálamos enjeita,[29]
Que tudo, enfim, tu, puro amor, desprezas,
Quando um gesto suave te sujeita.
Vendo estas namoradas estranhezas,
O velho pai sesudo, que respeita
O murmurar do povo e a fantasia
Do filho, que casar-se não queria,
6.
Tirar Inês ao mundo determina,
Por lhe tirar o filho que tem preso,
Crendo co sangue só da morte ladina
Matar do firme amor o fogo aceso.
Que furor consentiu que a espada fina,
Que pôde sustentar o grande peso
Do furor Mauro, fosse alevantada
Contra hûa fraca dama delicada?[30]
7.
Traziam-na os horríficos[31]
algozes
Ante o Rei, já movido a piedade;
Mas o povo, com falsas e ferozes
Razões, à morte crua o persuade.[32]
Ela, com tristes e piedosas vozes,
Saídas só da mágoa e saudade
Do seu Príncipe e filhos, que deixava[33],
Que mais que a própria morte a magoava,
8.
Pera o céu cristalino alevantando,
Com lágrimas, os olhos piedosos
(Os olhos, porque as mãos lhe estava atando
Um dos duros ministros rigorosos);
E despois, nos mininos atentando,
Que tão queridos tinha e tão mimosos,
Cuja orfindade como mãe temia,
Pera o avô cruel assi dizia:
9.
Se já nas brutas feras, cuja mente
Natura fez cruel de nascimento,
E nas aves agrestes, que somente
Nas rapinas aéreas tem o intento,
Com pequenas crianças viu a gente
Terem tão piedoso sentimento
Como co a mãe de Nino já mostraram[34],
E cos irmãos que Roma edificaram:
10.
ó tu, que tens de humano o gesto e o peito
(Se de humano é matar hûa donzela,
Fraca e sem força, só por ter sujeito
O coração a quem soube vencê-la),
A estas criancinhas tem respeito,
Pois o não tens à morte escura dela;
Mova-te a piedade sua e minha,
Pois te não move a culpa que não tinha.
11.
E se, vencendo a Maura resistência,[35]
A morte sabes dar com fogo e ferro,
Sabe também dar vida, com clemência,
A quem peja perdê-la não fez erro.
Mas, se to assi merece esta inocência,
Põe-me em perpétuo e mísero desterro,
Na Cítia fria ou lá na Líbia ardente,
Onde em lágrimas viva eternamente.
12.
Põe-me onde se use toda a feridade,
Entre leões e tigres, e verei
Se neles achar posso a piedade
Que entre peitos humanos não achei.
Ali, co amor intrínseco e vontade
Naquele por quem mouro, criarei
Estas relíquias suas que aqui viste,
Que refrigério sejam da mãe triste.)
13.
Queria perdoar-lhe o Rei benino,
Movido das palavras que o magoam;
Mas o pertinaz povo e seu destino
(Que desta sorte o quis) lhe não perdoam.
Arrancam das espadas de aço fino
Os que por bom tal feito ali apregoam.
Contra hûa dama, ó peitos carniceiros,
Feros vos amostrais e cavaleiros?[36]
14.
Qual contra a linda moça Polycena[37],
Consolação extrema da mãe velha,
Porque a sombra de Aquiles a condena,
Co ferro o duro Pirro se aparelha;
Mas ela, os olhos, com que o ar serena
(Bem como paciente e mansa ovelha),
Na mísera mãe postos, que endoudece,
Ao duro sacrifício se oferece:
15.
Tais contra Inês os brutos matadores,
No colo de alabastro, que sustinha
As obras com que Amor matou de amores
Aquele que despois a fez Rainha,
As espadas banhando e as brancas flores,
Que ela dos olhos seus regadas tinha,
Se encarniçavam, fervidos e irosos,
No futuro castigo não cuidosos.
16.
Bem puderas, ó Sol, da vista destes,
Teus raios apartar aquele dia,
Como da seva mesa de Tiestes[38],
Quando os filhos por mão de Atreu comia !
Vós, ó côncavos vales, que pudestes
A voz extrema ouvir da boca fria,
O nome do seu Pedro, que lhe ouvistes,
Por muito grande espaço repetistes.
17.
Assi como a bonina, que cortada
Antes do tempo foi, cândida e bela,
Sendo das mãos lacivas maltratada
Da minina que a trouxe na capela,
O cheiro traz perdido e a cor murchada:
Tal está, morta, a pálida donzela,
Secas do rosto as rosas e perdida
A branca e viva cor, co a doce vida.
18.
As filhas do Mondego[39] a
morte escura
Longo tempo chorando memoraram,
E, por memória eterna, em fonte pura
As lágrimas choradas transformaram.
O nome lhe puseram, que inda dura,
Dos amores de Inês, que ali passaram.
Vede que fresca fonte rega as flores,[40]
Que lágrimas são a água e o nome Amores.
Traducción de Lamberto Gil (1818)
(se
añaden los números de las notas de la versión portuguesa)
1.
Pasada esta tan próspera victoria( 24)
Tornando
Alfonso a su querida tierra
A gozar de
la paz con tanta gloria
Cuanta supo
ganar con tanta guerra;
El caso
triste y digno de memoria
Que al vivo
espanta y al difunto aterra
A una
infelice sucederle acierta
Que fue
reina después de ser ya muerta (25)
2.
Tú sólo, ¡oh puro Amor! Tú sólo, cuya
Fuerza a los
corazones tanto obliga,
Diste causa
a la cruda muerte suya
Como si fuera
pérfida enemiga.
Si dicen,
fiero amor, que la sed tuya
Ni con
lágrimas triste se mitiga,
Es porque
quiere, ¡oh deidad tirana!
Tus altares
bañar con sangre humana.
3.
Estabas, bella Inés, puesta en sosiego (26)
Y el dulce
fruto de tu edad cogías
Con un engaño
de alma alegre y ciego
Que había de
durar muy pocos días,
En la
florida vega del Mondego, (27)
Que regar
con tus lágrimas solías
Le hacías
repetir al monte y prado
El nombre
que en tu pecho está grabado
4.
De tu príncipe allí te respondían
Las memorias
que el alma le llenaban,
Y presente a
sus ojos te traían
Siempre que
de los tuyos se apartaban:
De noche en
dulces sueños que mentían,
De día, en
pensamientos que velaban;
Y, en fin,
cuanto él pensaba y cuanto vía
Era todo
memorias de alegría. (28)
5.
De la dama más bella y más amable
El deseado
tálamo no acepta, (29)
pues amor
todo lo hace despreciable
si a un
bello rostro al hombre lo sujeta.
Considerando
el padre inexorable
Cuánto
murmura el pueblo, a quien respeta
Y el
obstinado empeño y fantasía
Del hijo,
que casarse no quería,
6.
Sacar a Inés del mundo determina
Por liberar
al hijo, en su amor preso;
Esperando
con muerte tan indigna
Matar su
firme amor y darle seso.
¿qué furia
consintió, que espada fina
Capaz de
sustentar el grave peso
Del furor
moro, fuese levantada
Contra una
dama frágil, delicada? (30)
7.
Ya los verdugos ásperos y atroces
La presentan
al rey ya enternecido:
Mas con
razones falsas y feroces
El pueblo le
cerró el piadoso oído. (32)
Ella con
tristes y piadosas voces
Nacidas del amor,
que había tenido
Al príncipe
y los hijos que dejaba, (33)
Que esto más
que la muerte la angustiaba,
8.
Al cielo cristalino levantando
Con lágrimas
los ojos amorosos
(los ojos,
pues las manos le iba atando
Uno de los
ministros rigurosos)
Y después
sus hijuelos contemplando
Tan tiernos,
tan queridos, tan hermosos
Cual madre
que s pérdida sentía
Al abuelo
cruel así decía:
9.
Si hasta las fieras brutas, cuya mente
Hizo natura
cruel de nacimiento
Y las aves,
nacidas solamente
Para buscar
matando su alimento,
Con niños
desvalidos vio la gente
Que han
tenido piadoso sentimiento,
Como con
Semíramis lo mostraron (34)
Y con los
dos que Roma edificaron:
10.
Tú, que de humano tienes el aspecto
(si de
humano es matar a una doncella
Porque a su
ardiente amor está sujeto
El pecho que
logró rendirle a ella)
De estos
niños siquiera ten respeto
Ya que no te
hace mi desgracia mella,
Muévate la
piedad que nos disculpa,
Pues no te
mueve el ver que estoy sin culpa.
11.
Y si a la infame mora resistencia
La muerte
sabes dar con fuego y hierro, (35)
Sabe también
dar vida con clemencia
A quien para
perderla no hizo yerro.
O, si te lo
merece mi inocencia
Ponme en
perpetuo y mísero destierro
Allá en la
Escitia fría o Libia ardiente
Donde en
lágrimas viva eternamente.
12.
Ponme do mayor sea la fiereza,
O entre
leones y tigres; pues yo espero
Que en ellos
he de hallar menos dureza
Que en este
pueblo atroz y carnicero.
Allí amando
constante y con firmeza
Al príncipe
adorado, por quien muero,
Criaré estos
sus hijos que aquí viste,
Consuelo
extremo de una madre triste.
13.
Quería perdonarla el rey benigno
Que está de
estas palabras lastimado;
Mas el
pueblo obstinado, o su destino
Que así lo
quiso, no la ha perdonado.
Echan mano
al acero puro y fino
Los que por
bueno dan este atentado:
¿Contra una
dama, pechos carniceros,
Queréis
mostraros bravos y guerreros? (36)
14.
Como contra la hermosa Polixena (37)
(Porque el
alma de Aquiles inhumana
A no debida
muerte la condena)
Pirro alzó
con furor la mano insana
Mientras
ella de amor y candor llena
Abrazando a
su triste madre anciana
Que con el
caso acerbo se enloquece,
Al duro
sacrificio el cuello ofrece;
15.
¡Así de Inés los brutos matadores
En el
ebúrneo cuello (donde estaba
La gracia
con que amor mató de amores
Al que
después por reina la juraba)
Su acero
bañan y las blancas flores
Que con su
propio llanto ella regaba;
Y se
encarnizan férvidos y airados
Del futuro
castigo descuidados!
16.
¡De escena tan atroz, Sol, bien pudieras
Los ojos
apartar en aquel día
Cual de las
mesas de Tieste fieras (39)
Cuando sus
propios hijos se comía!
Vos valles,
que escuchasteis las postreras
Voces que
articuló su boca fría,
el nombre de
don Pedro, que le oísteis
por espacio
muy largo repetisteis.
17.
Como rosa del campo que cortada
Antes de
tiempo fue, cándida y bella,
Siendo por
la muchacha maltratada
Que la
cabeza se adornó con ella,
Pierde el
olor y queda marchitada;
Tal estaba
la pálida doncella,
Sin las
rosas del rostro, y ya perdida
La blancura
admirable con la vida.
18.
Las hijas de Mondego, (40) aquella oscura
Muerte, por
mucho tiempo la lloraron,
Y por
memoria eterna, en fuente pura
Las lágrimas
lloradas transformaron;
Y el nombre
le pusieron, que aún le dura,
De amores de
su Inés que allí pasaron.
¡Mirad qué
fuente riega aquellas flores, (41)
Pues es el
agua llanto, el nombre amores!
Inés de Castro muerta. Coronación y besamanos
Jardín de la Quinta das lágrimas en Coimbra
La La La
Fama de estos amores que llegó a los romances castellanos:
Doña
Constanza salió
de España
pa’la Coimbra.
Doña Inés
la acompañaba,
Doña Inés
la acompañaba;
su mejor
dama y amiga.
Don Pedro
salió al encuentro
con su
corte a recibirlas
y de Inés
quedó prendado;
nunca vio
mujer tan linda.
Doña
Constanza de pena,
por el
rey se moría
y el rey
por Doña Inés,
daba su
alma y su vida.
Doña
Constanza murió
y
Portugal que sabía,
la pena
que la mató
la muerte
de Inés de Castro
el pueblo
entero pidió.
La
condenaron a muerte;
la
condena se cumplió,
y al rey
Don Pedro dejaron
viviendo
sin corazón,
viviendo
sin corazón.
¡Reina
para Portugal!
el pueblo
a voces pedía
y el rey
busca la venganza,
del amor
que fue su vida.
Le
consumía la pena
sin tener
noche ni día
y sin
descanso buscaba
aquel que
le quitó la vida.
Y por fin
Inés vengada,
en el
palacio real;
fue
proclamada la reina
del reino
de Portugal.
Texto 3. O velho de Rostelo
1.
«Mas um
velho, d' aspeito venerando,
Que ficava
nas praias, entre a gente,
Postos em
nós os olhos, meneando
Três vezes a
cabeça, descontente,
A voz pesada
um pouco alevantando,
Que nós no
mar ouvimos claramente,
Cum saber só
d' experiências feito,
Tais
palavras tirou do experto peito:
2.
«Ó glória de
mandar, ó vã cobiça
Desta
vaidade a quem chamamos Fama!
Ó
fraudulento gosto, que se atiça
Cũa aura
popular, que honra se chama!
Que castigo
tamanho e que justiça
Fazes no
peito vão que muito te ama!
Que mortes,
que perigos, que tormentas,
Que
crueldades neles experimentas!
3.
«Dura
inquietação d' alma e da vida
Fonte de
desemparos e adultérios,
Sagaz
consumidora conhecida
De fazendas,
de reinos e de impérios!
Chamam-te
ilustre, chamam-te subida,
Sendo dina
de infames vitupérios;
Chamam-te
Fama e Glória soberana,
Nomes com
quem se o povo néscio engana!
4.
«A que novos desastres determinas
De levar
estes Reinos e esta gente?
Que perigos,
que mortes lhe destinas,
Debaixo
dalgum nome preminente?
Que
promessas de reinos e de minas
D' ouro, que
lhe farás tão facilmente?
Que famas lhe prometerás? Que
histórias?
Que triunfos? Que palmas? Que
vitórias?
1.
Mas un viejo
de aspecto venerando
Que se
hallaba en la playa con la gente
fijando en
nos la vista y meneando
tres veces
la cabeza tristemente,
la voz
cansada un poco levantando
porque en el
mar se oyese claramente,
con saber
sólo de experiencia hecho
esta palabra
saca de su pecho
2.
¡Oh gloria
de mandar, vana codicia
De aquesa
vanidad que llaman fama!
¡Oh
fraudulento gusto, que se vicia[41]
Con la aura
popular que honra se llama!
¡Qué castigo
tan grande, qué justicia
Haces con el
mortal que mucho te ama!
¡Qué
crueldades, qué riesgos, qué tormenta
Qué muerte
el infeliz experimenta!
3.
Dura perturbación de alma y de vida,
Fuente de
desamparos y adulterios,
Sagaz
consumidora conocida
De hacienda,
de ciudades y de imperios;
Llámante
ilustre, noble, esclarecida
Siendo digna
de infames vituperios;
Llámante
fama y gloria soberana;
¡nombres
para engañar la especie humana!
4.
¿A qué nuevos desastres determinas
Conducir
este reino y estas gentes?
¿qué
peligros, qué muerte le destinas
Con el
disfraz de un nombre preminente?
¿qué
promesas de reinos y de minas
De oro, que
le darás tan fácilmente?
¿Qué fama
les prometes y qué historias
Qué coronas,
qué triunfos, qué victorias?
Texto 4. La isla de los amores
22
Ali quer que as aquáticas donzelas
Esperem os fortíssimos barões
(Todas as que têm título de belas,
Glória dos olhos, dor dos corações)
Com danças e coreias, porque nelas
Influïrá secretas afeições,
Pera com mais vontade trabalharem
De contentar a quem se afeiçoarem.
41
“Ali, com mil refrescos e manjares,
Com vinhos odoríferos e rosas,
Em cristalinos paços singulares,
Fermosos leitos, e elas mais fermosas;
Enfim, com mil deleites não vulgares,
Os esperem as Ninfas amorosas,
D’ amor feridas, pera lhe entregarem
Quanto delas os olhos cobiçarem.
42
“Quero que haja no reino Neptunino,
Onde eu nasci, progénie forte e bela;
E tome exemplo o mundo vil, malino,
Que contra tua potência se rebela,
Por que entendam que muro Adamantino
Nem triste hipocrisia val contra ela;
Mal haverá na terra quem se guarde
Se teu fogo imortal nas águas arde.”
50 Já todo o belo coro se aparelha
Das Nereidas, e junto caminhava
Em coreias gentis, usança velha,
Pera a ilha a que Vénus as guiava.
Ali a fermosa Deusa lhe aconselha
O que ela fez mil vezes, quando amava;
Elas, que vão do doce amor vencidas,
Estão a seu conselho oferecidas.
55
Num vale ameno, que os outeiros fende,
Vinham as claras águas ajuntar-se,
Onde ua mesa fazem, que se estende
Tão bela quanto pode imaginar-se.
Arvoredo gentil sobre ela pende,
Como que pronto está pera afeitar-se,
Vendo-se no cristal resplandecente,
Que em si o está pintando propriamente.
56
Mil árvores estão ao céu subindo,
Com pomos odoríferos e belos;
A laranjeira tem no fruito lindo
A cor que tinha Dafne nos cabelos.
Encosta-se no chão, que está caindo,
A cidreira cos pesos amarelos;
Os fermosos limões ali cheirando,
Estão virgíneas tetas imitando.
63
Ao longo da água o níveo cisne canta;
Responde-lhe do ramo filomela;
Da sombra de seus cornos não se espanta
Acteon n’ água cristalina e bela.
Aqui a fugace lebre se levanta
Da espessa mata, ou tímida gazela;
Ali no bico traz ao caro ninho
O mantimento o leve passarinho.
64
Nesta frescura tal desembarcavam
Já das naus os segundos Argonautas,
Onde pela floresta se deixavam
Andar as belas Deusas, como incautas.
Alguas, doces cítaras tocavam;
Alguas, harpas e sonoras frautas;
Outras, cos arcos de ouro, se fingiam
Seguir os animais, que não seguiam.
65
Assi lho aconselhara a mestra experta:
Que andassem pelos campos espalhadas;
Que, vista dos barões a presa incerta,
Se fizessem primeiro desejadas.
Alguas, que na forma descoberta
Do belo corpo estavam confiadas,
Posta a artificiosa formosura,
Nuas lavar se deixam na água pura.
68
Começam de enxergar subitamente,
Por entre verdes ramos, várias cores,
Cores de quem a vista julga e sente
Que não eram das rosas ou das flores,
Mas da lã fina e seda diferente,
Que mais incita a força dos amores,
De que se vestem as humanas rosas,
Fazendo-se por arte mais fermosas.
Traducción de Lamberto Gil (1818)
Quiere que las acuáticas doncellas
Esperen a los ínclitos varones
Y aquellas que se precien de más
bellas
Gloria a los ojos, pena a corazones
Armen graciosas danzas, porque en
ellas
Les influyan secretas aficiones
Y oportuna ocasión se proporcionen
Pera agradar a los que a ellas se
aficionen.
41
Allí con mil refrescos y manjares,
Con vinos odoríferos y rosas
En palacios hermosos, singulares
Hermosos lechos y ellas más hermosas
Con placeres no vistos ni vulgares
Los esperan las ninfas amorosas
Que heridas del amor se las entreguen
Y a sus amantes pechos nada nieguen
42
Quiero que haya en el reino de
Neptuno[42]
Do yo nací progenie fuerte y bella:
Hagamos ver al mundo vil, maligno
Que tu potencia todo lo atropella
Y que ni vale muro adamantino
Ni triste hipocresía contra ella,
Y que mal habrá en tierra quien se
guarde
De tu fuego inmortal que en el mar
arde.
50
El coro de las ninfas se apareja
Y a la isla a do de Venus las guiaba
Con bailes a la usanza antigua y
vieja
Y con hermosas muestras caminaban.
Allí la diosa a todas aconseja
Lo que ella hizo mil veces cuando
amaba[43];
Y ellas, que van del dulce amor
vencidas,
Están a su consejo ya ofrecidas
55
A un valle ameno que los montes
hiende
Marchan las aguas claras a juntarse
Y allí hacen una balsa que se
extiende
Con tal promor que no puede pintarse;
La arboleda gentil sobre ella pende
Como que no se sacia de mirarse
En el puro cristal resplandeciente
Que la está retratando propiamente
56
Unos árboles hay que están floridos,
Otros cargados con sus pomos bellos,
Al naranjo sus frutos escogidos
Lo pintan como a Dafne sus cabellos;
Los ponciles hermosos y crecidos
Los árboles inclinan, y con ellos
Los limones están fragancia dando
Los pechos virginales imitando.
63
Cerca del agua el verde cisne canta
Y el ruiseñor del árbol le responde;
Acteón de sus cuernos no se espanta
Y aunque se ve en el agua no se
esconde,
Aquí la fugaz liebre se levanta;
La gama quiere huir y no halla dónde;
Allí en el pico trae al caro nido
El pájaro el sustento que ha cogido
64
En la isla tan feliz desembarcaban
Contentos los segundos argonautas
Cerca de la floresta, donde estaban
Aquellas bells diosas como incautas;
Unas las suaves cítaras tocaban,
Otras las arpas y sonoras flautas,
Y otras con arcos de oro perseguían
La caza que alcanzar no pretendían.
65
Así las enseñó la diosa experta
Que fuesen por el campo derramadas
Pues presentando aquella presa
incierta
Llegarían a ser más deseadas.
Algunas que en la forma descubierta
De su cuerpo gentil están fiadas,
Porque no se ocultase su hermosura
Van a lavarse al mar en agua pura.
68
Comienzan a mirar súbitamente
Entre los verdes ramos mil colores
Colores que la vista juzga y siente
Que no son ni de rosas ni de flores,
Sino de lana y seda diferente
Que incita más y más a los amores,
Con que se visten las humanas rosas,
Haciéndose por arte más hermosas
.
Texto 5. Mudam-se os tempos
Mudam-se os tempos, mudam-se as vontades,
Muda-se o ser, muda-se a confiança;
Todo o mundo é composto de mudança,
Tomando sempre novas qualidades.
Continuamente vemos novidades,
Diferentes em tudo da esperança;
Do mal ficam as mágoas na lembrança,
E do bem, se algum houve, as saudades.
O tempo cobre o chão de verde manto,
Que já coberto foi de neve fria,
E enfim converte em choro o doce canto.
E, afora este mudar-se cada dia,
Outra mudança faz de mor espanto:
Que não se muda já como soía.
Traducción inédita
Cambian los
tiempos, cambian voluntades
Y cambia el
ser, cambia la confianza;
Todo lo que
es está hecho de mudanza
Y toma
siempre nuevas cualidades.
Continuamente
vemos novedades
Y no
precisamente de esperanzas
Del mal
siguen las penas en membranza
Y del bien,
si hubo alguno, las saudades
El suelo
cúbrese de verde manto
que antes
cubierto fue de nieve fría
y
conviértese en lloro el dulce canto.
Y, además de
cambiarse cada día
Otra mudanza
da mayor espanto:
Que no se
muda ya como solía
Texto 6.
Amor é
fogo que arde sem se ver;[44]
É ferida que dói e não se sente;
É um contentamento descontente
É dor que desatina sem doer;
É um não
querer mais que bem querer;
É solitário andar por entre a gente;
É nunca contentar-se de contente;
É cuidar que se ganha em se perder;
É querer
estar preso por vontade;
É servir a quem vence, o vencedor;
É ter com quem nos mata lealdade.
Mas como
causar pode seu favor
Nos corações humanos amizade,
Se tão contrário a si é o mesmo amor?
[1]
“Homem d’um só parecer,
D’um só rosto e d’uma fé,
D’antes quebrar que volver,
Outra cousa pode ser,
Mas de Corte homem não é.”
[2] Pela autoridade apostólica recentemente foi
objecto de dispensa esta mácula do teu nascimento, que tu carregas por teres
nascido de um presbítero e de uma mulher solteira, para que, não obstante isso,
pudesses ser promovido a todas as ordens sacras e pudesses obter o benefício
eclesiástico, mesmo se existir a cura de almas.
[3] Novo
Mundo bom Sá, nos foste abrindo
Com tua vida,
com teu doce canto,
Nova agua e
novo fogo descobrindo.
[4] Liamos polo alto Laso E seu amigo Boscáo /
Honra de España que sao.
(vv. 145-148)
[5] Eu vi Roma, Veneza e vi Milao
En tempo de Espanhois e
de Franceses
[6] En portugués, como en catalán, los endecasílabos se
computan como decasílabos.
[7] La lírica tradicional se conocía como medida velha; medida nova era la
italianizante
[8] La fortuna,
el amor y la guerra
[9] Recuerdo
de la égloga 3ª de Garcilaso: Cerca del Tajo/en soledad amena…
[10] Segunda
alusión al poeta divinizado
[11]
Espíritus
[12] Otro
rasgo de humildad: diferentes (mejores) que a los compañeros de Garcilaso en
vida
[13] Río
napolitano
[14] De
Parténope, personificación de Nápoles
[15] El
cantor de Elisa se encontrará con Petrarca y Boccaccio
[16]
Recuérdese que dor, dolor, es
femenino en portugués
[17] Isla de
Ceilán
[18] La ley
de la muerte es el olvido
[19] Sabio
griego, Ulises. Troyano, Eneas
[20]
Metonimia: musa por obras antiguas (Odisea, Ilíada, Eneida)
[21] Las
Tágides, ninfas del Tajo (Tagus)
[22] Estilo
corriente, igual a fluido. Grandiloco, elevado
[23] Fuente
que hizo brotar Pegaso, el caballo alado, con aguas que hacían poeta al que
bebía.
[24] Se refiere,
al parecer, a la batalla de Salado
[25] Dice la
historia que Pedro el Justiciero impuso la corona de reina a Inés de Castro en
la estatua yacente del túmulo.
Dice la leyenda que la desenterró, la sentó en el
trono y obligó a los nobles que besaran su mano como reina
[26] Uso
dramático de la 2ª persona que refuerza el lirismo del episodio.
[27] Río
portugués que pasa por Coimbra.
[28]
Coincidencia con la égloga 1ª de Garcilaso: o con el pensamiento discurría/
por donde no hallaba/
sino memorias llenas d’alegría;
[29] El
príncipe no quería casarse cuando se quedó viudo
[30]
Técnicas de literatura oral para implicar al oyente/ lector
[31]
Latinismo: que causa horror (algozes,
verdugos)
[32] Curioso
que el rey tenga piedad, pero no pueda evitar la presión del pueblo feroz.
[33] Inés
tuvo, al menos, tres hijos de su relación
[34] La
madre de Nino, rey de Babilonia, fue criada por palomas. Era Semíramis. Rómulo
y Remo, fundadores de Roma, fueron criados por la famosa loba.
[35] Se
refiere a la gran victoria de Salado en la reconquista
[36] Se sigue
utilizando dramáticamente la 2ª persona
[37]
Tradición tardía sobre la hija de Príamo que fue sacrificada para apaciguar a
Aquiles, que se apareció en sueños a su hijo Pirro.
[38]
Episodio trágico referido a la crueldad de los Atridas (véase lección 4)
[39] Se
refiere tanto a las ninfas como a las mujeres de Coimbra
[40] En
Coimbra perdura una Quinta das lágrimas,
convertida en hotel romántico y una Fonte
das lágimas. “Inda dura”es argumento para fundamentar la estancia de Camoes
en esta ciudad universitaria
[41] Fraudulento:
gusto engañoso, equivocado
[42] Venus
está contando el plan a su hijo Cupido
[43] Se
refiere a las artimañas amorosas en la que es maestra
[44] Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado;
es un
descuido que nos da cuidado,
un cobarde, con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado;
es una
libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el
niño Amor, éste es su abismo.
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!